Hace algunas semanas participé en un evento en el que varios altos ejecutivos presentaban, en el contexto de una reunión multitudinaria, una serie de contenidos para alinear a un grupo ejecutivo; en una de las presentaciones se hizo referencia a la frase “Dato mata relato”, la cual resonó conmigo pues comulgo con la idea en su justo contexto. Sin embargo, en ese momento no pude identificar dónde la había yo escuchado antes, pero definitivamente no me resultaba una frase ajena, todo lo contrario. Estuve dándole vueltas en la cabeza durante varios días tratando de recordar, hasta que finalmente me vino a la memoria.
Esa frase la había escuchado en una de mis clases de posgrado en comunicación política y gobernanza estratégica en George Washington University, donde como parte del syllabus, tuvimos una materia que implicaba leer y discutir algunos trabajos de Jaime Durán Barba, un muy reconocido consultor político a quien se le endilga haber acuñado la frase "dato mata relato", destacando la supremacía de los datos sobre las narrativas subjetivas, particularmente en el contexto de las campañas electorales.
En el mundo empresarial, los datos son fundamentales para tomar cualquier decisión adecuadamente informada, permiten a las organizaciones identificar oportunidades, medir el progreso y corregir el rumbo cuando es necesario, proporcionando una base objetiva y cuantificable sobre la cual se pueden construir estrategias robustas.
Hace años, trabajando para Netflix, tuve la oportunidad de visitar sus oficinas en Los Gatos, California, y en el contexto de comprender la operación del negocio, la compañía explicaba como utiliza los datos de visualización y algoritmos avanzados para ofrecer recomendaciones personalizadas, optimizar la producción de contenido y anticipar las preferencias del público. Esta estrategia basada en datos ha permitido a Netflix no solo sobrevivir, sino prosperar en un mercado altamente competitivo donde abundan hoy los servicios por suscripción. Los datos han sido la guía que ha llevado a la empresa a entender qué quieren ver los espectadores, cuándo lo quieren y cómo desean consumir su contenido.
Sin embargo, y en algunas ocasiones, antes de que existan datos sólidos, el relato puede ser la única herramienta con la que cuenta una empresa o un emprendimiento para guiar la toma de decisiones que los lleven a crear las condiciones que permitan que los datos, de hecho, puedan existir. Un relato convincente puede inspirar, motivar y unir a las personas detrás de una visión compartida, incluso en ausencia de datos concretos.
A pesar de su poder, los datos no necesariamente siempre cuentan toda la historia. La sobre dependencia en los datos puede llevar a decisiones frías y calculadas que carecen de humanidad y conexión emocional, sobre todo cuando no se contextualizan apropiadamente. Además, no podemos olvidar que los datos son objeto de interpretación y, por lo tanto, están sujetos a múltiples lecturas que pueden conducir a interpretaciones contradictorias de los nexos causales de la realidad, traduciéndose así en relatos claramente diferenciados.
La experiencia y la intuición también juegan un papel muy importante. Steve Jobs, cofundador de Apple, es un ejemplo emblemático de ello. Jobs no siempre confiaba en los datos para tomar decisiones; a menudo, confiaba en su intuición y visión del diseño para crear productos que resonaban profundamente con los consumidores, así, su experiencia y sentido innato del diseño impulsaron innovaciones como el iPhone, producto que vino a revolucionar la telefonía móvil destronando al hasta entonces invicto Blackberry.
Tesla es tal vez otro buen ejemplo de cómo un relato poderoso puede preceder a los datos y ayudar a construirlos. En sus inicios, Tesla no tenía mayores datos que respaldaran la viabilidad comercial de los vehículos eléctricos en masa, sin embargo, el relato de Elon Musk sobre un futuro sostenible y la revolución de la industria automotriz capturó la imaginación del público y de los inversores. Este relato fue fundamental para atraer la financiación y el apoyo necesario, que luego se tradujeron en datos de ventas y desarrollo tecnológico exitoso, aunque hoy enfrente los retos propios de un sector en crecimiento, cada vez más competido, particularmente por China.
La convergencia de datos y relatos es esencial en la toma de decisiones empresariales. Empresas como Disney han sabido equilibrar ambos elementos de manera efectiva, utilizando los datos para mejorar sus operaciones y comprender a su audiencia, pero también han construido un relato poderoso sobre el poder de la imaginación. Este relato no solo ha creado una conexión emocional profunda con su público, sino que también ha permitido a la empresa justificar inversiones y decisiones estratégicas que luego se han visto reflejadas en datos positivos.
La frase "Dato Mata Relato", que nace del contexto de la política y las campañas electorales, hay que ubicarla en su contexto, nos recuerda la importancia de basar nuestras decisiones en datos concretos y verificables, con que difícilmente alguien estará en desacuerdo. Sin embargo, no debe interpretarse como una devaluación de la narrativa; debemos reconocer que el relato tiene un rol importante en dar vida a los datos e inspirar a las personas a actuar. En muchos casos, el relato es la chispa inicial que permite a las empresas generar los datos necesarios para tomar decisiones fundamentadas.
En un mundo donde la información es abundante y accesible, la habilidad para interpretar y utilizar los datos de manera efectiva es absolutamente crucial. La verdadera maestría en la toma de decisiones radica en la capacidad de combinar datos con experiencia, intuición y un propósito claro. Esta combinación no solo permite a las organizaciones adaptarse y prosperar, sino que también les da la capacidad de innovar y liderar con integridad y visión.
Las empresas exitosas son aquellas que logran equilibrar ambos elementos, utilizando datos para fundamentar sus estrategias y relatos para conectar con sus audiencias y movilizarlas a tomar acciones que a su vez generen nuevos datos. Es aconsejable no subestimar ninguno de estos dos componentes, por lo tanto, en lugar de ver a los datos y al relato como fuerzas opuestas, es preferible entenderlos como elementos complementarios que, cuando se integran de manera efectiva, pueden llevar a las empresas a alcanzar altos niveles de éxito.
La clave estará entonces en construir relatos poderosos que puedan generar los datos necesarios para respaldar decisiones futuras, y en utilizar esos datos para validar y reforzar a su vez, al propio relato. Esta sinergia será fundamental para la innovación, la adaptación y el crecimiento en el dinámico mundo empresarial de hoy.
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